En Compton, California, dos vecinos descubrieron una pequeña figura negra entre los contenedores de basura en su calle. Al investigar, resultó ser un pequeño perro llamado Marley, que rápidamente se alejó al acercarse ellos.
Luego, los vecinos intentaron atraerlo de vuelta con comida, y aunque el hambre lo trajo de regreso, Marley permaneció cauteloso, evadiendo sus intentos de atraparlo.
A pesar de parecer como un perro callejero, poco sabían que Marley tenía toda una vida a la que anhelaba regresar, una que accidentalmente dejó atrás unas pocas semanas antes. Sin saberlo, su familia lo buscaba incansablemente.
Durante este tiempo, instintivamente regresó a la calle, donde personas amables le proporcionaron alimento.
Suzette Hall, fundadora del rescate de perros Logan’s Legacy, compartió: “Estuvo desaparecido literalmente durante dos meses. Pero su mamá nunca dejó de buscarlo”.
“Durante dos meses, este pequeño esperaba durante días en una esquina y luego desaparecía. No tenía un hogar al que regresar, pero sabía que personas amables le darían de comer”, escribió Hall en una publicación de Facebook.
Marley tenía la rutina de regresar a su lugar en la esquina de la calle después de cada bocadillo y esperar a su mamá. Un día, Suzette Hall recibió una llamada sobre él y se apresuró al vecindario.
“Cuando llegué, allí estaba justo al lado de los botes de basura”, escribió Hall. “Pobre bebé, sus ojos se veían tan tristes”.
Hall colocó una trampa humana con golosinas sabrosas, y Marley rápidamente cayó en ella, terminando a salvo bajo su cuidado.
Lo llevó a la Clínica Veterinaria Camino para un chequeo y compartió sus fotos en Facebook, pensando en encontrarle un hogar para siempre. Sin saberlo, él ya tenía uno.
Su familia, aún buscándolo, encontró la publicación de Hall y reconoció instantáneamente a su querido perro. Se apresuraron a la clínica veterinaria para una conmovedora reunión.
Tan pronto como la mamá de Marley entró, sus orejas se pusieron en alerta, y la habitación se llenó de emoción. Fue un momento de pura alegría y reunión, ya que Marley, después de dos meses de soledad, redescubrió la presencia familiar de su mamá.
“Deberías haberlo visto cuando la vio entrar por primera vez. Fue como si dijera: ‘Oh Dios mío. Oh Dios mío, es ella’”, dijo Hall.
Después de meses de espera, el pequeño perro saltó alegremente en brazos de su mamá, bañándola con los besos más húmedos. Marley estaba de vuelta donde pertenecía, y su felicidad era evidente.
“¡Fue tan dulce, no tienes idea! Todos estábamos llorando tanto”, dijo Hall.
Ahora, Marley pasa sus días acurrucado con sus humanos favoritos y jugando con sus juguetes. Finalmente, Marley ha vuelto a vivir su mejor vida.